Las humedades pueden aparecer en un edificio por diversas razones, pero en términos generales se deben a la presencia de agua en lugares donde no debería haberla. Las causas más comunes son la infiltración de agua desde el exterior, la condensación en superficies frías y la acumulación de vapor de agua en el aire.
La infiltración de agua puede ser causada por defectos en la estructura del edificio, como grietas en las paredes o los cimientos, o por problemas en el sistema de drenaje del edificio, como tuberías rotas o atascadas. La condensación ocurre cuando el aire húmedo entra en contacto con superficies frías, como las paredes o los techos, y el vapor de agua se condensa en forma de agua líquida. La acumulación de vapor de agua en el aire puede ser causada por una mala ventilación en el edificio, lo que provoca que la humedad se acumule en el aire.
Para solucionar las humedades en un edificio, es necesario identificar la causa raíz y abordarla de manera efectiva. Si la causa es la infiltración de agua, es necesario reparar los defectos estructurales o arreglar el sistema de drenaje para evitar que el agua entre en el edificio. Si la causa es la condensación, es necesario mejorar la ventilación y aislar las superficies frías para evitar que el aire húmedo entre en contacto con ellas. Si la causa es la acumulación de vapor de agua en el aire, se debe mejorar la ventilación y asegurarse de que el aire circule adecuadamente en el edificio.
Es importante abordar las humedades de manera efectiva para evitar problemas mayores, como la aparición de moho y el deterioro de la estructura del edificio. Si las humedades persisten a pesar de los esfuerzos por solucionarlas, es recomendable buscar la asesoría de un profesional especializado en el tema para identificar la causa subyacente y tomar las medidas adecuadas para solucionar el problema.